Amemos primero, eduquemos después

Amemos primero, eduquemos después

Por Andrea Motta
Llega tú primero

Educar en la sexualidad no es una tarea fácil, pero tampoco resulta imposible si nos proponemos metas para abordar con nuestros hijos, uno por uno los temas que importan. 

¿Y cuáles son estos temas? Iremos abordándolos poco a poco. Hoy queremos hablar sobre cómo explicar a nuestros hijos el más básico de todos: el valor que se tiene como persona. 

 Por Andrea Motta
Llega tú primero

 

Educar en la sexualidad no es una tarea fácil, pero tampoco resulta imposible si nos proponemos metas para abordar con nuestros hijos, uno por uno los temas que importan. 

¿Y cuáles son estos temas? Iremos abordándolos poco a poco. Hoy queremos hablar sobre cómo explicar a nuestros hijos el más básico de todos: el valor que se tiene como persona. 

¿Cuántas veces hemos dicho a nuestros hijos lo únicos que son? ¿Cuántas veces al día les repetimos que los queremos tal como son? ¿Cuántas veces reforzamos la premisa "Tú vales, no eres ni menos ni más que nadie"? ¿Cuántas veces reforzamos la autoestima de nuestros hijos al felicitarlos por lo que han hecho bien y por animarlos a levantarse cuando han fallado en algo?

Estoy segura que se preguntarán: ¿esto qué tiene que ver con la educación de la sexualidad? Pues mucho. Todo, diría yo. La conciencia de nuestro valor como personas y el querernos como somos son el fundamento de cualquier aprendizaje y actitud que tengamos ante la vida. Pero cuando se habla de sexualidad, la dignidad y la autoestima se llevan el premio de los aspectos más importantes. 

Solo alguien que sabe cuánto vale y se quiere tal como es, es capaz de respetar su cuerpo, de comprender que la sexualidad es una expresión de su ser único.

Así que para empezar a educar en la sexualidad, debemos expresar amor a nuestros hijos. Ellos deben conocer el auténtico afecto: incondicional, desinteresado y completo.